Almas dulces que regresan los años
sólo la experiencia es quien los diferencia
del resto de niños que felices juegan
y esperan el mañana como el último día.
Abundantes arrugas inundan sus rostros
en un bastón se apoyan sus huesos
sus pasos lentos y movimientos torpes
y los recuerdos de toda una vida.
A pesar que el tiempo los ha dañado
o se arrepienten de algún mal acto
en su rostro siempre habrá una sonrisa
que le agradece a Dios por la vida.
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